Las algas pueden ayudar a alimentar el planeta, limpiar el aire y transformar las economías costeras Mientras que la agricultura contribuye a una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, el cultivo de algas no requiere tierra, fertilizantes ni agua dulce. El océano genera más de la mitad del oxígeno que respiramos y absorbe un tercio de todas las emisiones de origen humano.
Lesconil, un puerto pesquero enclavado en la costa de Bretaña, en el norte de Francia, se agita lentamente bajo el pálido amanecer atlántico. Los charcos de la marea brillan, dando paso a un mar imperturbable salvo por los gritos de las aves marinas y una figura solitaria con un vadeador de pesca amarillo. Vincent Doumeizel, metido hasta las rodillas en un bosque de algas, levanta suavemente una hebra de Saccharina latissima de la salmuera, agitándola por encima del agua como una bandera revolucionaria.
“No es viscosa”, dice de la fronda marrón oliva que brilla en sus dedos. “Es magnífica”. Para Doumeizel, las algas son más que una curiosidad marina. Esta diversa familia de algas verdes, rojas y marrones es la piedra angular del trabajo de su vida: un vehículo para alimentar el planeta, restaurar los océanos, luchar contra el cambio climático e incluso sustituir el plástico.
A puerta cerrada, en un pabellón abovedado a dos pasos del puerto de Niza, más de 40 ministros se reunieron el martes para abordar una de las mayores amenazas medioambientales del planeta: la contaminación por plásticos.
Lejos de las cámaras y del ajetreo de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrada esta semana en Niza, ciudad francesa mediterránea, los máximos responsables políticos expresaron su determinación compartida de concluir, antes de finales de año, un tratado mundial que permita regular por primera vez todo el ciclo de vida de los plásticos. “Existe un compromiso renovado para concluir el tratado en agosto”, declaró Jyoti Mathur-Filipp, que asistió a la reunión y supervisa el proceso de negociación del tratado. “Es un tema demasiado urgente como para aplazarlo más”. Organizada por Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), esta reunión informal pero diplomáticamente significativa marcó un discreto punto de inflexión en un proceso que lleva dos años en marcha. Fue una señal de que el compromiso político está por fin a la altura del reto.
Europa se está calentando más rápido, y el impacto en la salud de las personas es cada vez más grave. Con casi la mitad de la humanidad viviendo ya en zonas altamente susceptibles al cambio climático, un tercio de las muertes mundiales relacionadas con el calor se producen en la región europea.
Con 2024 confirmado como el año más caluroso jamás registrado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una dura advertencia: la crisis climática es también una crisis sanitaria, y ya está cobrando vidas. Europa se está calentando más rápido que cualquier otra región de la OMS, y el impacto en la salud de las personas es cada vez más grave. Desde el aumento de las tasas de mortalidad hasta la creciente ansiedad relacionada con el clima, casi todos los indicadores de salud vinculados al clima han empeorado en los últimos años. En respuesta, la OMS en Europa puso en marcha este miércoles una nueva iniciativa, la Comisión Paneuropea sobre Clima y Salud (PECCH), para hacer frente a la creciente amenaza que el cambio climático supone para la salud pública. Presidida por la ex primera ministra de Islandia, Katrín Jakibsdótirr, la Comisión reúne a 11 destacados expertos de toda la región encargados de formular recomendaciones sobre soluciones prácticas.
La Conferencia de los Océanos ha culminado con un llamamiento común para ampliar la protección marina, frenar la contaminación, regular la alta mar y desbloquear la financiación para las naciones costeras e insulares vulnerables.
Los barcos del puerto de Niza hicieron sonar sus sirenas este viernes, en un momento de unidad mundial al clausurarse la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos. Momentos antes, más de 170 países habían aprobado por consensouna amplia declaración política en la que prometían medidas urgentes para proteger los océanos. “Cerramos esta semana histórica no sólo con esperanza, sino con un compromiso concreto, una dirección clara y un impulso innegable”, declaró a la prensa Li Junhua, Secretario General adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, y responsable de la cumbre.
El ranking de mejores playas es el entorno ideal para conocer las playas más hermosas desde lo visual, pero también desde la calidad del agua, la arena, sus condiciones perfectas, y su compromiso con la protección y preservación de los ecosistemas costeros.
Ranking Mejores Playas 2025
La edición 2025 del Ranking de Mejores Playas marca un hito en la evaluación científica y multidimensional de los destinos costeros más destacados de América Latina y la Península Ibérica. Este informe, elaborado por el Centro Internacional de Formación en Gestión y Certificación de Playas (CIF Playas) y la Red Iberoamericana de Gestión y Certificación de Playas (Proplayas), ofrece una visión integral que va mucho más allá de la belleza escénica, integrando indicadores ecológicos, sociales, culturales y económicos.
La producción de plástico ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas y ahora asciende a unos 400 millones de toneladas al año, una cifra que se duplicará en 2040.Foto:Parilov/Adobe Stock
Cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso.
Menos del 10% se recicla. Se estima que 11 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Eso equivale al peso de alrededor de 1,089 Torre Eiffeles juntas. Asimismo, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua e incluso el aire.
Se estima que las personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas. Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan todo tipo de ecosistemas, desde los picos de montaña hasta el lecho marino.
Más de una quinta parte del océano global se ha oscurecido en las últimas dos décadas reduciendo las zonas de luz que son vitales para la vida en el mar, según una investigación de la Universidad de Plymouth, Inglaterra.
El proceso, conocido como «oscurecimiento oceánico», ocurre cuando los cambios en el nivel superior del océano reducen la profundidad a la que puede viajar la luz solar.
El estudio, publicado en Global Change Biology, es la primera evaluación a escala global de los cambios a largo plazo en la llamada zona fótica del océano, la capa superior iluminada por el sol que sustenta más del 90% de la vida marina y mantiene procesos planetarios clave como la producción de oxígeno y el ciclo del carbono.
La investigación reveló que el 21% del océano global -un área de más de 75 millones de km2– se oscureció entre 2003 y 2022.
El estudio reveló que más del 9% del océano —un área de tamaño similar a África— experimentó una reducción de luz de más de 50m.
Un 2,6% adicional del océano experimentó una reducción de más de 100m, indicó.
Con un millón de especies en peligro de extinción, el titular de la ONU advierte que ningún país, “por rico o poderoso que sea”, puede hacer frente a la crisis de forma aislada, ni prosperar sin la riqueza ecológica que define la vida en la Tierra.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha pedido este jueves a los países que se replanteen radicalmente su relación con la naturaleza, advirtiendo de que la pérdida de biodiversidad es una crisis mundial que ninguna nación puede ignorar. En un mensaje con motivo de la celebración del Día Internacional de la Diversidad Biológica, el máximo responsable de la ONU dio la voz de alarma por el “ritmo vertiginoso” de la degradación del mundo natural.
“La biodiversidad es la base de la vida y la piedra angular del desarrollo sostenible”, afirmó Guterres.
“Sin embargo, la humanidad está destruyendo la biodiversidad a un ritmo vertiginoso, como consecuencia de la contaminación, la crisis climática, la destrucción de los ecosistemas y, en última instancia, los intereses a corto plazo que alimentan el uso insostenible de nuestro mundo natural.”
Según el informe, se prevé que la temperatura media global anual cercana a la superficie terrestre entre 2025 y 2029 sea entre 1,2 °C y 1,9 °C superior al promedio del período preindustrial (1850-1900).
Un nuevo informe* de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que las temperaturas continuarán en niveles récord —o cerca de ellos— durante los próximos cinco años en todo el planeta, lo que aumentará los riesgos climáticos y tendrá consecuencias cada vez más severas sobre nuestras sociedades y nuestra economías. Según el informe, se prevé que la temperatura media global anual cercana a la superficie terrestre entre 2025 y 2029 sea entre 1,2 °C y 1,9 °C superior al promedio del período preindustrial (1850-1900). Las probabilidades son contundentes:
Existe un 80 % de probabilidad de que al menos uno de los próximos cinco años supere a 2024, el año más cálido registrado hasta ahora.
Hay un 86 % de probabilidad de que al menos un año de este periodo registre temperaturas superiores a 1,5 °C por encima del promedio preindustrial.
Se estima un 70 % de probabilidad de que el promedio quinquenal (2025-2029) supere el umbral de 1,5 °C, un aumento notable frente al 47 % del informe anterior (2024-2028) y al 32 % del informe de 2023 (2023-2027).